Hay decisiones que no caben en un Excel.Ni en un plano de distribución. Ni siquiera en esa lista interminable de extras que parecen prometerlo todo. Porque hay casas (pocas, pero inolvidables) que no necesitan explicaciones. Como una melodía familiar al segundo acorde. O como una conversación que no sabes por qué te hace bien, pero lo hace. Y esa certeza, tan íntima, no aparece en los...