Hoy lunes empezamos la semana compartiendo con vosotros una filosofía que no es todo lo «mainstream» que debería ser: El slowliving. “De nada sirve el correr; lo que conviene es partir a tiempo” decía Jean de la Fontaine. Pero es ese ritmo frenético que nos abduce a diario el que hace que nos consumamos al cabo del día. Bautizado ya por muchos como «la enfermedad del tiempo» o como John Lennon acertadamente apuntaba hace varias décadas: «La vida es aquello que te sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes». Gracias John por tu baño de realidad, en trececasas hemos tomado buena nota de tu consejo.
Pero siguiendo con el tema, también somos esclavos del consumo, de los horarios, del ruido, del préstamo o de las expectativas que tienen los demás en nosotros. Entonces, ¿estamos siendo conscientes de lo que pasa en nuestro día a día? Trabajar menos y producir más fue una de las promesas de la revolución tecnológica pero hay estadísticas que demuestran que trabajamos 200 horas más al año que en los 70. “Nuestra cultura nos inculca el miedo a perder el tiempo, pero la paradoja es que la aceleración nos hace desperdiciar la vida”, opina Carl Honoré.
Honoré defiende la lentitud como una manera de priorizar la vida. “Lo que denuncio no es la rapidez en sí misma, sino que vivimos siempre en el carril rápido y hemos creado una cultura de la prisa donde buscamos hacer cada vez más cosas con cada vez menos tiempo. Hemos generado una especie de dictadura social que no deja espacio para la pausa, para el silencio, para todas esas cosas que parecen poco productivas. Un mundo tan impaciente y tan frenético que hasta la lentitud la queremos en el acto”, señala el autor, que se lamenta de que “hemos perdido la capacidad de esperar”.
Reducir la marcha y buscar el tiempo justo para cada cosa. En eso, con la ambigüedad propia de cualquier teoría, consiste el slow living.
“En nuestra cultura, ser lento es sinónimo de ser torpe, tonto o inútil. Se impone la rapidez y la impaciencia, todo tiene que estar disponible al momento”, declara José Luis Trechera, autor de La sabiduría de la tortuga. Sin prisa, pero sin pausa. En trececasas como inmobiliaria de lujo tenemos una clara premisa, no hacerte perder el tiempo. Preferimos dejar en tus manos la decisión de pasar más tiempo con nosotros.
Los occidentales tienen el reloj; nosotros tenemos el tiempo, reza un dicho árabe. Con su «dolce far niente» los italianos se refieren al placer de hacer nada, que no es matar el tiempo, sino vivirlo.