El verano ya está aquí y con ello nuestro armario deja de vestirse de lana y pasa a tejidos más finos y colores más vivos. Pero, ¿Y nuestra casa? A veces pasamos por alto este detalle pero también es importante cuidar nuestras viviendas y adaptarlas a la época del año.
Lo primero que hay que hacer es eliminar las alfombras de invierno. Podemos dejar la vivienda sin alfombra o si nos gustan mucho colocar alfombras más frescas como por ejemplo las de lino.
Quitemos las cortinas gruesas y pongamos unas finas cortinas blancas para conservar al mismo tiempo la intimidad y la luz.
Los colores del verano son el blanco y el azul. Colores que nos recuerdan a las típicas casas de Ibiza, Formentera o Santorini. Además también podemos incluir el verde y el amarillo para alegrar, aún más, nuestras casas. Para ello, podemos añadir elementos decorativos tales como velas, maceteros o cuadros.
Si tenemos terraza, podemos incluir muebles de mimbre con cojines blancos y alternarlos con otros de madera (sillas, mesa, etc.) Además las camas y hamacas también dan un toque veraniego y son comodísimas para hacer la siesta o tomar el sol. Velas, piedras, conchas o lo que se nos ocurra no pueden faltar como complementos decorativos.